¿Qué es exactamente una alergia alimentaria en mascotas?

Seguramente ya hemos comentado en otros artículos sobre las alergias, pero vamos a centrarnos en las relacionadas con la alimentación de nuestros perros. Una alergia alimentaria es, en esencia, un problema de salud donde el sistema inmunitario de tu compañero se confunde y reacciona contra algún componente de su comida como si fuera una amenaza. Esto provoca una reacción inflamatoria. Por otro lado, están las intolerancias o sensibilidades alimentarias, que se producen cuando el sistema digestivo de tu amigo tiene dificultades para procesar algo, pero en este caso, su sistema inmunitario no interviene.

Vamos a verlo con un ejemplo para entenderlo mejor:

Imagina que tu compañero come pollo habitualmente. Al principio, su organismo lo asimila sin problema. Pero con el tiempo, su sistema inmunitario puede empezar a identificar las proteínas del pollo como algo extraño o ajeno. Es el inicio de la sensibilización.

Entonces, ese sistema inmunitario, cuya función es protegerlo de agentes como virus y bacterias, interpreta erróneamente la proteína del pollo y la considera un invasor. Se produce una respuesta inmunitaria equivocada.

Para «defenderse» de esa proteína que ahora considera perjudicial, el cuerpo de tu amigo empieza a producir anticuerpos específicos contra ella. Estos anticuerpos quedan preparados para actuar si la proteína vuelve a ingresar.

La próxima vez que tu compañero ingiere pollo, esos anticuerpos reconocen la proteína y desencadenan una respuesta. Esta reacción libera sustancias químicas (como la histamina) que causan inflamación, y es entonces cuando aparecen los síntomas que nos preocupan: picor, problemas de piel, trastornos digestivos… Esa es la reacción alérgica.

Alergias alimentarias en perros e intolerancias y piensos hipoalergénicos

 

 

Ahora bien, a veces, como mencionábamos, el problema no es una respuesta inmunitaria. Simplemente, a su organismo le cuesta digerir ciertos componentes. Puede ser por falta de las enzimas necesarias para descomponerlos correctamente o por alguna irritación intestinal. Esto también puede provocar síntomas digestivos, y en ese caso, hablamos de una sensibilidad o intolerancia alimentaria.

Es importante saber que este mecanismo de defensa desproporcionado no aparece de un día para otro. Por eso, un perro puede haber tolerado ciertos alimentos durante años sin problemas aparentes y, de repente, desarrollar una alergia. Esto ocurre debido a la exposición continuada a ese componente que su cuerpo ahora identifica como un alérgeno.

¿Qué componentes suelen provocar las alergias e intolerancias alimentarias?

Las reacciones alérgicas en nuestros perros suelen estar causadas por ingredientes comunes en su alimentación. Dado que la sensibilización se produce por la ingesta repetida, no es sorprendente que los alimentos más habituales en su dieta sean los que con mayor frecuencia provocan reacciones. Los ingredientes más habituales son:

  • Proteínas de origen animal: El pollo, la ternera, el cerdo, el cordero y el pescado son los principales sospechosos. Los productos lácteos, como la leche o el queso, también pueden ser problemáticos para algunos compañeros.
  • Cereales con gluten: El trigo es el más señalado, pero el maíz y la soja también pueden causar sensibilidad o reacciones en algunos perros.
  • Aditivos alimentarios: Aromas, conservantes artificiales y otros aditivos de bajo coste utilizados en algunas comidas para mascotas también pueden ser desencadenantes.
  • Otros ingredientes vegetales: Aunque es menos frecuente, algunos perros pueden desarrollar alergia a vegetales como la soja, los guisantes o las zanahorias presentes en su comida.

 

Piensos hipoalergénicos: Una alternativa valiosa

La buena noticia es que existen soluciones. Un pienso hipoalergénico es un alimento formulado específicamente para minimizar el riesgo de reacciones en perros con alergias o intolerancias. Son muy recomendables porque ofrecen una dieta adecuada, segura y nutricionalmente completa para los compañeros con sensibilidades. ¿Qué los distingue?

  • Ingredientes limitados y seleccionados: los piensos hipoalergenicos uelen tener una composición reducida, con ingredientes elegidos cuidadosamente para evitar las sustancias más alergénicas. Esto facilita también la identificación de posibles alérgenos.
  • Fuentes de proteínas novedosas: utilizan proteínas menos comunes (como insectos, canguro, avestruz, caballo…). Al ser infrecuentes en la dieta habitual, la probabilidad de reacción es menor.
  • Proteínas hidrolizadas: algunas fórmulas emplean proteínas que han sido fragmentadas («hidrolizadas») en partículas tan pequeñas que el sistema inmunitario tiene más difícil reconocerlas como una amenaza. Es una opción muy útil en casos de alergia más severa.
  • Sin aditivos artificiales: están libres de conservantes, colorantes o aromatizantes artificiales que podrían causar problemas.
  • Carbohidratos seleccionados: optan por fuentes como la calabaza, la chirivía o el boniato, que suelen ser mejor toleradas por los sistemas digestivos sensibles.

¿Por qué son tan recomendados?

  • Controlan las alergias: son una herramienta eficaz para manejar los síntomas de las alergias alimentarias y son fundamentales en las dietas de exclusión para el diagnóstico de alergias alimentarias en los perros y gatos.
  • Contribuyen a la salud a largo plazo: al evitar la exposición a los alérgenos, ayudan a mejorar el estado general del perro y pueden reducir las visitas al veterinario.
  • Nutrición equilibrada: a pesar de su composición limitada, están formulados para asegurar que tu compañero reciba todos los nutrientes esenciales para su salud.

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¿Y cómo surge la alergia alimentaria en perros?

Entender el origen de la intolerancia alimentaria en perros es algo más complejo, pero se relaciona con la forma en que el organismo del perro procesa la comida.

Por supuesto, cada compañero es un mundo y no todos reaccionan igual ante los mismos factores ni presentan los mismos signos de alergia. La predisposición genética es sin duda importante; es bien sabido que ciertas razas de perros, como los Bulldog Francés, West Highland White Terrier, Boxer, Golden Retriever, Cocker Spaniel que mencionamos, tienen una mayor riesgo de desarrollar alergias o son más propensas a las alergias alimentarias.

Sin embargo, la genética no lo es todo. La edad también influye; aunque una alergia puede aparecer en cualquier momento de la vida de tu amigo, el desarrollo y la madurez de su sistema inmunitario en las etapas tempranas son cruciales.

 

Ahora bien, estos factores de predisposición necesitan un disparador clave para actuar: la exposición repetida al potencial alérgeno. Sin ese contacto continuo y prolongado con la proteína en cuestión, el proceso de sensibilización alérgica difícilmente se inicia. Es esta exposición constante la que permite al sistema inmunitario ‘aprender’ a reaccionar.

Los problemas digestivos o enzimáticos también son determinantes. Algunos perros pueden tener déficits de ciertas enzimas necesarias para descomponer adecuadamente determinados componentes, lo que dificulta su digestión y provoca una respuesta de sensibilidad.

Por otro lado, está la barrera intestinal: si está debilitada, puede permitir el paso de proteínas no digeridas que activen al sistema inmunitario. Pero también es vital el papel del microbioma intestinal, esa comunidad de bacterias beneficiosas que vive en su intestino.

Un microbioma equilibrado ayuda a «educar» al sistema inmunitario para que tolere los alimentos correctamente.

El estado del intestino es otro factor crucial. Alteraciones en la microbiota intestinal (las bacterias beneficiosas) o un intestino irritable pueden afectar la capacidad del perro para tolerar ciertos ingredientes.

Un desequilibrio en esta microbiota puede provocar reacciones inesperadas. Así, factores como una dieta poco variada, el uso de antibióticos o incluso el estrés pueden desequilibrar este microbioma (disbiosis), haciendo a tu compañero más propenso a desarrollar sensibilidades y sufrir alergias. Incluso lo que comió en sus primeras etapas de vida, incluyendo la dieta de su madre si fue lactante, puede modular cómo su sistema inmunitario responderá a los alimentos más adelante.

Perro en la nieve
¿Cómo podemos confirmar si se trata de alergia o sensibilidad alimentaria?

Para diagnosticar una alergia o intolerancia alimentaria, es esencial contar con ayuda profesional. El veterinario dispone de varia pruebas de alergia y métodos diagnósticos para perros con sensibilidades:

  • La dieta de eliminación o exclusión: es uno de los métodos más fiables. Consiste en ofrecerle al perro una dieta con ingredientes que no haya consumido antes (o una dieta hipoalergénica para perros específica) durante un periodo de 8 a 12 semanas. Si los síntomas del perro mejoran o desaparecen, es una señal clara. Posteriormente, se reintroducen los alimentos sospechosos uno por uno para identificar cuál desencadena la reacción.
  • Las pruebas de provocación: tras la dieta de eliminación, se vuelve a introducir el alimento sospechoso para confirmar si reaparecen los síntomas de alergia alimentaria. Ayuda a señalar al alérgeno responsable.
  • Análisis de sangre (Pruebas de IgE): existen análisis que miden ciertos anticuerpos (IgE) en sangre asociados a reacciones alérgicas. Sin embargo, su fiabilidad puede ser variable, por lo que su utilidad debe ser valorada por el veterinario.

Al

Aunque a veces hablamos genéricamente de «alergia al gluten», la realidad en perros suele ser más una alergia al trigo en sí mismo, donde reaccionan a diversas proteínas del grano, no exclusivamente al gluten. Por otro lado, las reacciones al maíz y la soja definitivamente no son por el gluten (estos cereales no lo contienen de la misma forma que el trigo), sino por sus propias proteínas específicas, que también son alérgenos potenciales bastante comunes. Por eso, muchas dietas hipoalergénicas evitan estos tres ingredientes (trigo, maíz, soja), no solo por el gluten, sino porque cada uno puede ser un desencadenante por sí mismo.

La mayoría de los piensos hipoalergénicos están diseñados precisamente para evitar los ingredientes más comunes que causan problemas. Así que, si sospechas que el gluten o el trigo le sientan mal a tu compañero, un pienso hipoalergénico (siempre elegido con la ayuda de tu veterinario, claro) es una de las opciones más seguras y efectivas que puedes considerar para él.
  • Observación y registro: es muy útil llevar un registro detallado de todo lo que come tu perro (incluidos premios y extras) y anotar cualquier síntoma que observes. Esto ayuda a detectar patrones y a identificar posibles alimentos problemáticos.

Con estos métodos, el veterinario puede llegar a un diagnóstico claro y ayudarte a establecer el plan de alimentación más adecuado para que tu compañero se encuentre bien y disfrute de una buena calidad de vida.

Conclusión: las alergias e intolerancia alimentaria en perros

Después de analizar este tema tan importante, es bueno tener claras algunas ideas para el bienestar de tu compañero. Como hemos visto, entender por qué la comida a veces no le sienta bien puede ser complejo. Lo fundamental es recordar esa diferencia clave: las alergias alimentarias en perros son respuesta del sistema inmunitario, mientras que la intolerancia a los alimentos es un asunto digestivo. Y es interesante saber que puede manifestarse de repente, incluso con alimentos habituales.

Entonces, ¿cómo saber qué está afectando a tu amigo? Requiere paciencia y, fundamentalmente, la orientación del veterinario. Las dietas de eliminación son la herramienta más segura para identificar con precisión qué ingrediente le causa problemas. Identificar al responsable es el paso decisivo para poder ayudarle eficazmente ante la sospecha de alergias en perros.

Y una vez identificado qué evitar, los piensos hipoalergénicos se convierten en excelentes aliados. Con sus formulaciones especiales, son una solución muy valiosa no solo para controlar los síntomas que te preocupan, sino como parte de una estrategia de cuidado a largo plazo y prueba para diagnosticar alergias alimentarias. Así te aseguras de que tu fiel amigo reciba una nutrición adecuada para mantenerse sano y feliz, disfrutando de sus comidas sin problemas. Porque aunque a veces uno se aferre a las ‘viejas costumbres’, la mejor costumbre que puedes tener con tu perro es la de observar sus necesidades, escuchar a los expertos y estar dispuesto a ajustar su dieta para asegurar su bienestar.

preguntas frecuentes

Si mi perro es alérgico al pollo, ¿debo preocuparme también por otros productos derivados como las plumas (en juguetes o edredones) o incluso vacunas que puedan contener trazas?

Es una duda razonable, pero generalmente la alergia alimentaria se desencadena por la ingestión de la proteína. La reacción a través del contacto con plumas es muy poco probable en una alergia estrictamente alimentaria (sería más típico de una alergia ambiental o de contacto).

Respecto a las vacunas, aunque algunas pueden contener proteínas (como de huevo), es extremadamente raro que causen una reacción alérgica relacionada con una alergia alimentaria preexistente. Sin embargo, si tu perro tiene un historial de reacciones alérgicas graves o múltiples alergias, siempre es prudente informar al veterinario sobre su alergia alimentaria específica antes de administrar cualquier vacuna o nuevo tratamiento, para que pueda valorar cualquier riesgo potencial, por mínimo que sea.

    El artículo menciona los cereales con gluten en la dieta como ingredientes problemáticos, pero también el maíz y la soja. ¿La reacción es siempre específicamente al gluten, o puede mi compañero desarrollar alergias al trigo, maíz o soja por otras razones, aunque no sea el gluten?

    Aunque a veces hablamos genéricamente de «alergia al gluten», la realidad en perros suele ser más una alergia al trigo en sí mismo, donde reaccionan a diversas proteínas del grano, no exclusivamente al gluten.

    Por otro lado, las reacciones al maíz y la soja definitivamente no son por el gluten (estos cereales no lo contienen de la misma forma que el trigo), sino por sus propias proteínas específicas, que también son alérgenos potenciales bastante comunes. Por eso, muchas dietas hipoalergénicas evitan estos tres ingredientes (trigo, maíz, soja), no solo por el gluten, sino porque cada uno puede ser un desencadenante por sí mismo.

    La mayoría de los piensos hipoalergénicos están diseñados precisamente para evitar los ingredientes más comunes que causan problemas. Así que, si sospechas que el gluten o el trigo le sientan mal a tu compañero, un pienso hipoalergénico (siempre elegido con la ayuda de tu veterinario, claro) es una de las opciones más seguras y efectivas que puedes considerar para él.

    El artículo explica muy bien qué características definen a un pienso hipoalergénico, pero al encontrarnos con tantas opciones en el mercado, ¿existe algún sello de calidad o certificación oficial que nos ayude a identificar con seguridad que un pienso realmente cumple con esos criterios contra la intolerancia o alergia alimentaria en perros?

    No existe un sello oficial único, ni una certificación estándar y universalmente reconocida que diga «Certificado Hipoalergénico» en la comida para perros, como sí existe, por ejemplo, para productos «orgánicos». El término «hipoalergénico» es más bien una descripción que utiliza el fabricante para indicar que la fórmula está diseñada para minimizar el riesgo de alergias. No hay una entidad independiente que audite y selle todos los piensos bajo una única norma «hipoalergénica».

    Entonces, ¿cómo elegir? En lugar de buscar un sello específico que no existe, es más útil fijarse en la lista de ingredientes como comentamos anteriormente, la reputación de la marca, la recomendación de tu veterinario y que sea un alimento completo y equilibrado según declaraciones nutricionales como las de AAFCO o FEDIAF.